historia y devenir

En el año 1998 comencé a impartir clases en un colorido piso ubicado en un pasaje de una sola cuadra. A partir de aquellos primeros encuentros con mis alumnos reconocí que no era la simple transmisión de conocimientos y técnicas la que me interesaba, sino que lo que me motivaba fundamentalmente era el hecho de ser y actuar como una guía atenta a las inquietudes personales y deseos particulares de cada uno de ellos.

Propuse entonces un espacio que nos permitiera sentirnos a gusto para poder realizar y accionar a partir de ideas propias, a través de la conjunción con otros y allí nacieron las clínicas de obra.

Entusiasmada, decidí apostar por ello y mudarme a una casa más grande en el centro de la manzana, cerca de todo, pero lejos del ruido y del bullicio de las calles. Así, desde ese momento, me inicié en la dinámica tarea de coordinar talleres bien diversos relacionados con la fotografía, las artes visuales y el cine: nació el Estudio Bodelón y fue mi universo/ hogar por casi 20 años. Allí construí, remodelé, armé muestras, fiestas, seminarios, clases únicas, sorteos, concursos, jornadas de laboratorio, talleres anuales, ferias, juegos de fin de año, presentaciones de publicaciones e hicimos muuuuchas fotos. Crecí y me transformé.

Sucedieron muchas cosas maravillosas allí, fue nido para mí y también para otros, ¡cuántas personas y tantos alumnos! algunos se han convertido en amigos, algunos otros en artistas y fotógrafxs, a todos recuerdo con especial cariño. Fue una época genial.

Durante ese tiempo también mi oficio como fotógrafa fue expandiéndose y direccionándose hacia los lugares donde mi mirada se sentía a gusto. El trabajo conjunto enriqueció muchos proyectos ajenos, me gusta trabajar para otres. Comencé, además, a escribir con diferentes propósitos: para las clases, para las exposiciones que realizábamos, para mí, para amigos, para los alumnos y así la escritura fue apareciendo lentamente como una tarea cotidiana.

Desde el 2014 y hasta el 2018 trasladé el espíritu del Estudio al monte, a las sierras y a la naturaleza, el lugar donde había decidido vivir. El formato de Residencias / taller albergó nuevamente personas inquietas y los alumnos ahora ya eran artistas interesados en crear y pensar sus prácticas. El programa Montaña Mágica tuvo más de 11 ediciones y ha quedado un libro-fanzine como registro de toda la experiencia de ese tiempo. Como mi amor por este tipo de formato continúa, en el 2019 comencé a colaborar en el programa de residencias de R.A.R.O Madrid. 

Actualmente, mi enfoque se concentra en un proceso personalizado de estudio, en la generación de encuentros y espacios en los cuales mostrar lo que cada uno realiza y crea. Propiciar entornos donde compartir las experiencias, los procesos y lo que pensamos; aquello que finalmente nos enriquece y perdura.

Me interesa colaborar con otros proyectos y participar en equipos de trabajo relacionados con la enseñanza del arte, la producción y la gestión, compartiendo saberes y entrelazando disciplinas, son mis ejes del momento y estoy abierta a escuchar nuevas propuestas.

Me gusta pensarme como una guía espiritual - o bruja - para artistas y para toda aquella persona que quiera transitar un camino creativo, estoy convencida de que todas podemos acercarnos a nuestros deseos e ideas, si descubrimos las herramientas y recursos necesarios para transformamos.